The Legend: 22 títulos en 21 años

Fue como en aquella final de Cadetes entre Madrid y Atleti en el campo del Cotorruelo, al lado de mi casa de toda la vida en Carabanchel. Allí deslumbraste en ese campo de tierra árida que te despellejaba la pierna cada vez que ibas al suelo. Anoche, el aspecto del James Shuart Stadium era similar, con una hierba de color ceniza y rasurada que estaba muy alejada de las alfombras del fútbol europeo. Pero Raúl, siempre fuiste así. Un jugador de barrio, pillo, callejero, acostumbrado a regatear en un hoyo, a inventarte un sombrero entre dos centrales de 95 kilos cada uno. Raúl, te has ido como llegaste en 1994. Con mando, con galones, con personalidad, con un ordenador en tu cabeza que descodificó cada acción de la final con los canadienses. Nada se te escapó, eterno capitán. Pura inteligencia.

Te vas con 38 años, pero el fútbol no te ha jubilado a ti. Has preferido dar un paso a un lado, consciente de que a partir de ahora los madridistas rezaremos soñando con tu regreso a casa. El Bernabéu está huérfano desde que nos dejaste hace cinco años. Mientras hemos levantado la Décima (tú ganaste tres), una Liga (tú seis) y una Intercontinental (tú dos). Pero en la atmósfera del madridismo nos falta tu aliento indomable, tu poderío ante la adversidad. Anoche, miles de raulistas nos quedamos hasta la madrugada apoyándote en tu último aliento con una pelota en los pies. Lloramos de orgullo, no de pena. 22 títulos en 21 años. Nos has dado tanto que jamás podremos devolvértelo con palabras. Nos has permitido entender por qué fuimos, somos y siempre seremos del Madrid. ETERNO RAÚL.