Rafa y su vara de medir
No viene de ahora. Benítez se está enredando en sus propias declaraciones desde hace meses. Cristiano, Ramos y ahora James. Ocurre que con el colombiano los hechos pesan más que las palabras. Con el alta médica ha chupado banquillo, mientras que otros, Bale sin ir más lejos, irrumpieron en el equipo de forma inmediata. ¿Tiene sus motivos? ¿Vuelve a ser una medida de precaución para evitar recaídas como argumentó con Karim Benzema? De ser así, ha vuelto a explicarse mal. Dijo que aún le quedaba mucho para estar en condiciones.
Flota en el ambiente cierto mosqueo del vestuario por estos vaivenes del entrenador. El técnico se defiende diciendo que el diálogo es fluido con todos. Seguro que es así, pero el jugador necesita percibir que en esas conversaciones no les vende milongas, que lo que les dice es lo que realmente piensa. En caso contrario sienten que les puede estar vacilando, o lo que es peor, que les traiciona. La imagen del Sánchez Pizjuán, con Benítez secándose el sudor cada poco, acabó siendo una metáfora de lo mal que lo debe estar pasando para manejar tanto ego en el vestuario. Pero es lo que le toca en el Madrid.