Habló el gato y se descubrió la teoría de la intimidación

Guerra de nervios. Luis Enrique ha apostado por jugar a una guerra de nervios y ha decidido esconder a Messi hasta última hora. El técnico asturiano, parapetado en los entrenamientos a puerta cerrada y en el control total de la información que ejerce el club, no piensa dar ni una pista sobre el estado de su estrella de cara al partido del sábado 21. Messi se entrenó sobre el césped el miércoles en solitario, ayer ya participó con el resto del grupo e incluso jugó en la serie de partidillos de cuatro contra cuatro. En esos partidos, Messi era el jugador comodín que actuaba siempre con el equipo que tenía la pelota y marcó varios goles. Incluso chutando con su pierna izquierda. Las sensaciones son estupendas. Todo apunta que estará en Chamartín. La titularidad no se descarta.

Escondido. Como los entrenamientos, aunque sean en familia como los de esta semana, son ya siempre a puerta cerrada y los medios dependen de la información oficial que facilita el club, la orden del entrenador era que el argentino no apareciera ni en la crónica de la sesión, ni en las fotos ni en el vídeo que, respectivamente, se cuelgan en la web. Pero al final, como nos decía Tom Hernáez “al campo hay que ir por si habla el gato”. Y el gato habló. David Bernabéu fue el primero en enterarse y luego el resto de medios confirmaron que Messi ya chuta.

La intimidación. Está en su derecho Luis Enrique de querer no dar pistas, pero no se le pueden poner puertas al campo, al final, todo se sabe. También hay que poner en la balanza qué es lo que inquieta más al rival: ¿La sospecha de que Messi está entrenándose y no poder verlo y vivir de rumores o ver unas imágenes del argentino reventando redes en el entrenamiento a diez días para el partido? Está claro que el técnico ha optado por la primera y que, a partir de hoy, los mensajes sobre Leo serán contradictorios para acrecentar el suspense. No descarten una recaída o unos dolores que añadan más intriga a la espera, ya de por si interminable, de este duelo.

La solución sencilla. En cualquier caso, al final la solución será la misma de siempre, la de toda la vida desde que Messi es Messi. Será el jugador, más allá de informes médicos, recomendaciones y estrategias el que decida si juega o no. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas.