Monchi y la heterodoxia del Sevilla
Le gusta contar a Monchi, gurú incuestionable de la última década del club, que el Sevilla jamás podría ser un modelo económico porque “es un ejemplo de lo que no hacer”. De heterodoxia financiera. Un club que parte de un balance negativo cada año (unos -20 millones ha llegado a explicar) y que lo equilibra y obtiene sus plusvalías gracias a descubrimientos deportivos. Al Sevilla siempre le ha ido bien así: con desconocidos como Alves o Baptista y jugadores a la baja como Kanouté o Luis Fabiano construyó su primer gran equipo. La segunda tanda de gangas de mercado que sólo ve el Sevilla (Aleix Vidal, Bacca, Krychowiak) dio más gloria aún. Un proyecto de riesgo.
¿Pero qué pasó cuando la política varió? La Champions hace chiribitas a los ojos de cualquiera. Sólo en esa circunstancia el Sevilla ha variado su política y se ha lanzado a operaciones caras que llenaron el vestuario de nombres y glamour pero que no conectaron con la idiosincrasia del club y, en cierto modo, alteraron su ecosistema. Se ha demostrado con creces que anónimos construyeron un gran Sevilla, se convirtieron en estrellas y así legitimaron la heterodoxia económica de Monchi. La pregunta de hoy es: ¿pueden las estrellas, léase Konoplyanka y Llorente, hacer también un gran Sevilla? Es su nuevo reto.