Rossi avergüenza al motociclismo

De la espectacular carrera de MotoGP en Phillip Island hemos pasado, en apenas una semana, a la vergüenza de Sepang. Valentino Rossi ha empujado al Mundial a una situación bochornosa, en la que nadie sale ganando y que deja a este deporte inigualable al borde del abismo de la trampa, de la violencia... Ya comenté el pasado jueves, después de los ataques del italiano a Márquez por su actuación en Australia, que insinuaciones de ese tipo son siempre peligrosas y que el tiro le podía salir por la culata. Así ha ocurrido. La lucha por el título se le ha complicado aunque eso ahora quizá es lo de menos. Para mí lo tremendo es ver a una leyenda tambalearse por una maniobra impropia de uno de los grandes del motociclismo de todos los tiempos, irreconocible en este lance.

Rossi ha caído en su propia trampa, ha perdido los nervios y ha actuado como un matón de discoteca, te espero a la salida que te vas a enterar… Personalmente, me siento muy decepcionado porque no me esperaba que franquease esa línea tan delicada y de ese modo tan rastrero. Y no acaba ahí la cosa. La Dirección de Carrera se ha mostrado tibia y temerosa al sancionar a una de las estrellas del campeonato, admiten que su acción es reprobable pero la penalizan con un castigo ridículo. Han tenido miedo y han abierto la veda para que todo valga en pista, Valentino tira a un rival descaradamente y se marcha a casa con los puntos de un tercer puesto, ¿quién lo entiende? A continuación, el protagonista se esconde para no dar explicaciones en la rueda de prensa y tampoco Honda apela esa sanción insignificante, renunciando a defender a su piloto cuando estaban legitimados para ello. Lo dicho, un día triste para todos los que amamos las motos y admirábamos a El Doctor…