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El ridículo del Barça, o cuando los pájaros disparan a las escopetas

El mundo al revés. Vamos a ver. Imagínese que usted tiene un equipo campeón de Europa, qué digo campeón de Europa, ¡campeón del triplete! Que además tiene al mejor jugador del mundo, al mejor de Brasil, a Luis Suárez y a una colección de estrellas tan gigantesca, que le convierten en el club más seguido del mundo en las redes sociales. Su club es tan famoso que en el mundo hay bofetadas por concertar bolos y giras infames. Está aliado con Bill Gates, es la joya de la corona de Nike y sus partidos se ven en todo el orbe. Con todo esto a favor, ¿cree usted que alguien le chulearía la venta de la publicidad de su camiseta? Pues sí. Al Barça le han chuleado y encima han dejado a la junta como mentirosa. Los pájaros han disparado a las escopetas.

Recapitulemos. Desde que el Manchester United firmó un acuerdo astronómico con Chevrolet por 75 millones de euros anuales sin jugar la Champions, sin ganar la Premier y sin ser siquiera el mejor equipo de Manchester, el Barça dijo “esta es la mía” y se dispuso a negociar con Qatar un sueldo como los de Nescafé, para toda la vida.

Perder con cuatro ases. Hace un año, empezó una partida de póker en la que el Barça tenía cuatro ases, pero los ha jugado tan mal que la ha perdido. Qatar, desde un inicio, se sabía el ganador de la rifa de la camiseta porque el Barça no buscaba más allá del Emirato y sabiéndose el único contrincante de la partida, han marcado sus reglas. El Emirato no tragó con ceder la camiseta de entrenamiento a otro patrocinador y ha endurecido sus condiciones para pactar llevando al rincón a una junta que está protagonizando uno de los episodios más sonrojantes de la historia del club. ¿Recuerdan cuando el debate era moral sobre Qatar sí o Qatar no? Pues es Qatar el que ha dejado al Barça tieso.

Estaba firmado. Si recuerdan, en la última junta directiva antes de las elecciones se dejó aprobado el proyecto de renovación del contrato de Qatar por una suma muy superior a la actual. Quedaba pendiente de la junta ganadora de las elecciones, que fue la que firmó el acuerdo. Pues mira por donde, no han acabado lo que dejaron hecho.

Y sin dar la cara. Lo más grande de todo es que después de meter la pata, nadie sale a dar la cara. Un comunicado fue el parapeto.