Falta sentido común en la Euroliga

El Madrid de baloncesto juega esta tarde en San Sebastián. A las siete y media. Cuarenta y ocho horas antes se encontraba jugando en Moscú. Tras el partido cogió el avión y aterrizó en Vitoria a las tres de la madrugada. Una hora después, los jugadores entraban al hotel en San Sebastián. Aún tienen que dar gracias, porque al viajar en un vuelo chárter, el viaje duró lo mínimo posible. Peor suerte tuvo el Baskonia. Jugó más cerca, en Milán, pero al carecer de posibles para un chárter tuvo que regresar ayer. Los jugadores salieron del hotel a las ocho de la mañana, viajaron a Barcelona, después a Bilbao y, a continuación, autobús hasta Vitoria. Llegaron a las seis de la tarde. Esta mañana juegan a la una del mediodía.

Estos incómodos y largos viajes forman parte del baloncesto profesional. Nada que objetar si los partidos se jugaran los jueves. El problema es que al hacerse en viernes, y tener que volver a jugar los equipos el domingo en sus Ligas, no son de recibo. Los jugadores se convierten en mercancía que va y viene, sin tener un mínimo descanso. Falta sentido común en el calendario de la Euroliga. Bertomeu, su director, en una entrevista en La Opinión de Málaga, había defendido los viernes porque “tienen más público” y porque “permite que las familias puedan ir a los pabellones”. Asistencia media el viernes a las canchas: 5.738 espectadores. Jugándose partidos en Moscú, Milán, Estambul... El 0,02% de la población.