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Una copa que se nos resistió

En 1975 Pedro Ferrándiz dejó de ser el entrenador del Real Madrid por decisión propia y yo, que llevaba unos años como ayudante, ocupé su puesto. Uno de mis primeros torneos fue la Intercontinental de 1975 que se jugó en Varese y que ganó el Cantú. Era un título que se nos resistía, que a veces se disputaba al inicio de temporada y el equipo no llegaba en su mejor momento. Al año siguiente lo afrontamos como un reto, me gustaba la competición y el nombre era sugerente. Participaban varios clubes y hubo ediciones muy duras. Vencimos en 1976 y repetimos en 1977 y 1978.

Como anécdota puedo decir ahora que logré un título que no consiguió Ferrándiz (bueno, y la Liga Catalana que gané con el Joventut). Luego, en 1981 ganamos también el Mundialito de Clubes, la continuación de la Intercontinental. Aquel torneo celebrado en Sao Paulo fue especial. Veníamos de una temporada muy mala y apostamos por fichar a Mirza Delibasic y a Fernando Martín. El primero quizá fue el extranjero que mejor y más rápido se integró en el equipo. A los dos meses ya leía los periódicos. Y con Martín hubo críticas, que si era muy joven, que si... Debutó y metió 50 puntos.