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Beñat San José, un técnico español en Chile

Rafa Benítez. Y de repente, un elogio desmesurado procedente de la otra parte del mundo, el continente que no para de moverse desde hace una semana. Lo pronuncia Edgardo Bouza, entrenador argentino del San Lorenzo de Almagro, técnico campeón dos veces de la Copa Libertadores (la última en 2014) y una de la Copa Sudamericana. Una autoridad, que habla y acostumbra a generar división y controversia, que analiza la evolución táctica del fútbol y protesta por la tendencia actual al juego vertical, dependiente de las individualidades, pero que asegura que la moda pasará y se volverá al equilibrio. Y es en esa reflexión cuando súbitamente asoma el piropo: “El del Real Madrid es el mejor técnico de primer nivel en el mundo. Rafa Benítez me parece el más equilibrado. El que le da más bola a todo el equipo, a todas las líneas”. Un admirador ilustre desde la distancia.

Beñat San José. A esta parte del mundo que no para de moverse (mientras escribo irrumpe la réplica número 545 en Chile tras el terremoto escala 8,4 del miércoles pasado; y los expertos sostienen que a este ritmo vamos a seguir por lo menos un año) se ha venido un entrenador español que al parecer quiere emociones fuertes. Beñat San José, a punto de cumplir 36 años, en cuyo currículum aparece su paso por las divisiones inferiores de la Real Sociedad, y por el Al-Ittihad y Ettifaq, ambos de Arabia Saudi. Casi un pionero por estos lares. Le ha contratado Antofagasta, un equipo ubicado en la segunda región, en la ciudad conocida como la perla del Norte, de clima desértico y buena playa. Un equipo sin palmarés que naufraga en el pozo de la tabla después de seis jornadas (penúltimo clasificado, dos empates y cuatro derrotas). Beñat, que se declaró muy atraído desde siempre por el fútbol chileno, debuta el sábado ante San Marcos de Arica. Una pequeña aventura.

Bonvallet. La noticia sacudió emocionalmente Chile como si de otro temblor se tratara. Eduardo Bonvallet, un histórico central de la selección (participó en el Mundial de España) convertido en popular comentarista deportivo, valiente en la denuncia y abierto a la discusión cuerpo a cuerpo, apareció muerto con un cinturón al cuello en su hotel de Santiago la mañana en la que el país celebraba su fiesta patria. Una depresión endógena le había empujado a quitarse la vida a los 60 años. Luego trascendió que ya lo había intentado otras veces. Una enfermedad incontrolable de la mente que por estas tierras ya se ha llevado a deportistas que aparentemente lo tienen todo. Como a Raimundo Tupper, el caso más significativo, el talentoso futbolista a quien desde hace 20 años velan emocionados los hinchas de Católica cada 20 de julio, el día que decidió arrojarse por un balcón en plena concentración del equipo. Los enigmas de la cabeza.

Tévez. La imagen sigue provocando escalofríos. La plancha brutal de Carlitos Tévez destrozando el tobillo de Ezequiel Ham, de Argentinos Juniors. La indiferencia posterior del agresor, su huida del lugar del crimen como si nada. Una acción fea, para la que no cabe la disculpa por más que el Apache tratase de lavar luego su conciencia fotografíandose en el hospital con su víctima. No habrá sanción para Tévez, pero como dice Gorosito, el entrenador de Argentinos Juniors, que no se haga ahora el afligido. El fútbol conoce de sobra la naturaleza criminal de esas acciones.