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San Keylor y poco más

El heredero. Keylor Navas Gamboa sigue sacando brillo al trono que heredó de Casillas. El tico nació hace 28 años en San Isidro (Costa Rica), lo que refleja su vocación de cuna hacia el santoral y las protecciones del más allá. Iker era El Santo y el costarricense es San Keylor. El portero titular del Madrid siempre debe estar preparado para ir a la guerra cuando se le reclame. Por eso en su historia han muerto tantos en el intento. En el Bernabéu ocurre que te llegan los rivales sólo un par de ocasiones. Te coge sin tensión, poco exigido. Pero no es excusa. No puedes pifiarla. La falta de trabajo no te libera. El Granada de mi admirado Sandoval, que dio una lección de cómo saber frenar a su encopetado enemigo, fue como el cartero. Llamó dos veces. En el primer tiempo fue el nigeriano Success. En el segundo el francés El Arabi. Les hizo dos tapadas memorables, como dicen en su país. Plenas de reflejos, agilidad, intensidad y concentración. Keylor tiene algo que hace que la afición le quiera de forma especial. Humilde en su envoltura, osado en su desempeño. En la víspera fue su esposa a despedirle al Bernabéu antes de irse concentrado. Esa imagen familiar ha ayudado a la grada a valorar aún más al portero de los récords. Cinco partidos consecutivos sin recibir un gol. Cierto que el linier David Canales Cerdá anuló un gol legal de El Arabi, pero de eso no tiene la culpa San Keylor. En San Mamés, va de santos la cosa, tendrá la ocasión de matricularse definitivamente...

El arbitraje. Es evidente que en Granada tienen motivos para estar moscas con la actuación de Martínez Munuera. Los errores favorecieron a los anfitriones, aunque también es verdad que en el tramo final hubo dos penaltis claros sobre Isco y Cristiano no señalados. Pero en el 0-1 que no subió y el 1-0 que sí lo hizo no estuvieron muy lúcidos el referee y su ayudante de banda. A un madridista de bien no le gusta ganar así. Pero ojo, aquí sólo pueden quejarse los granadinos. Al otro lado del puente aéreo que estén calladitos. Al Madrid le birlaron en El Molinón dos puntos en la primera jornada (¿recuerdan el súper penalti a Cristiano no señalado?) y a los azulgrana les regalaron uno en San Mamés, que posteriormente erró Messi.

Cristiano y Raúl. No era el día para batir récords. Para empezar, el calor fue digno del estío veraniego. En Ourense sufrieron el martes la ciclogénesis explosiva y ayer casi llegaron a los 30 grados. De locos. El Bernabéu fue un cocedero y los jugadores pidieron tiempo muerto para refrescarse. En mitad de la calima, Andrés Fernández, portero elegante, sacó dos remates claros a Cristiano que permitirán a Raúl sacar brillo una semana más a sus 323 goles. Veamos que hace en San Mamés...

Los pitos. El Bernabéu siempre está en fase rugiente. No me gusta que se pite al equipo, pero es evidente que una vez finalizada la batalla esto es como los toros: pañuelos de alegría o almohadillas de desaprobación. Si esto fuera Las Ventas, la faena del equipo de Benítez se habría resuelto con la expresión “pitos”. Dijo el técnico que al terminar los partidos él se baja al vestuario y se queda con la felicidad de la victoria. Vale, míster, pero no olvide que los pitos hay que revertirlos en aplausos. Somos el Madrid, no el Nápoles, el Chelsea, el Liverpool o el Inter. Aquí buscamos la excelencia de verdad, no para quedar bien. Como en Cornellà. Eso sí, va un parcial de 16-0 en cinco partidos. No estamos tan mal...