Tenemos derecho a dudar de McLaren Honda
La afirmación debería ser una invitación a la esperanza: “Las cosas cambiarán mucho el próximo año”. Palabra de Fernando Alonso. Y a sus seguidores, los que aún creemos que su talento (ahí queda su exhibición en la primera jornada de libres de Singapur) está muy por encima de las incertidumbres del proyecto en el que se ha embarcado, nos gustaría pensar que realmente será así. Aunque también digo que tenemos derecho a dudar al respecto, porque este año la incapacidad manifiesta de McLaren Honda para evolucionar nos ha conducido a tanta incredulidad. No sólo nos han defraudado con un monoplaza impropio de una escudería de leyenda y un fabricante de tanto prestigio, igualmente lo han ido haciendo semana tras semana a base de promesas incumplidas y expectativas que jamás se concretaron.
Muy pronto en 2015 asumimos que tampoco sería el año del asturiano. Y lo aceptamos con resignación sabiendo que esta Fórmula 1 de los motores híbridos es quizá más compleja que nunca, los protagonistas del desaguisado merecían un margen de confianza, el mismo que tuvieron otros proyectos al echar a andar y entre ellos el de Mercedes, que hoy arrasa en los grandes premios. Era admisible. Lo que ya no me lo parece tanto es que a lo largo de estos meses no se haya visto una evolución real en prestaciones o fiabilidad. Así que miramos ya al próximo Mundial asomados a un abismo del que nos deben separar con hechos y no con palabras. Alonso mantiene la fe y eso lo consideraría una buena señal de no ser porque pocas alternativas más le quedan. Continuará luchando y yo seguiré creyendo en él; su escudería se lo tendrá que ganar.