La madre de todos los partidos
España va a jugar su novena semifinal europea consecutiva. España ha eliminado en la última década cinco veces a una generalmente sobresaliente Grecia. Para los que miramos sólo son datos, pero para los que juegan son vivencias que rondan la cabeza y ponen alas o cemento en las piernas. Grecia supo jugar a remolque pero no con ventaja, como si sintiera inevitable el desenlace ante el equipo que tantas veces le ha martirizado. Y España fue una navaja suiza llena de recursos, con baloncesto pero sobre todo con una tremenda energía mental. Cuando las cosas se pusieron difíciles dio sensación de seguridad, apareció en esa versión suya de la última década que le acerca a lo que fueron las antiguas Yugoslavia y Unión Soviética. Un equipo que ejerce un decisivo influjo mental sobre casi todos los rivales: nueve semifinales seguidas.
Ahora llega Francia por un puesto en la final y un billete para los Juegos. La madre de todos los partidos ante el único rival que ahora mismo parece tener una recién adquirida ascendencia psicológica sobre esta Selección. Tony Parker dijo que este es su ciclo y que quieren ser la nueva España, así que será este partido el que diga qué es farol y qué no, cómo bascula la montaña de presión que recorrerá la cancha. Francia ganó a España en 2013 y 2014, juega en casa y tiene un bloque de músculo inalcanzable y talento NBA. Pero España recuperó ante Grecia su imagen de equipo que, por mucho que corras, te estará esperando en cada esquina que dobles. Con un Gasol imperial pero con un bloque que respondió mucho más allá de números con el pívot en pista y con buen baloncesto sin él. En ataque y defensa. Sí: va a ser la madre de todos los partidos.