El poder atómico de Pau Gasol
El impacto de Pau Gasol en el baloncesto FIBA es de una dimensión a la que sólo el tiempo hará verdadera justicia: uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto de selecciones y uno cuya influencia en el juego es integral, atómica. También con 35 años, también desde que dosifica esfuerzos y también, ayer tuvimos otra prueba, con problemas físicos que desaconsejaban que acumulara minutos. Jugó 31 y deshizo el nudo con olor a chamusquina que se le estaba haciendo al partido. Esta vez fue a base de triples, récord incluido. Otras, casi siempre, bailando en la zona. Y muchas veces por todas partes: en ataque se le caen los superpoderes de los bolsillos.
Después de la exhibición de Gasol parece un pecado decir que no es sano depender tanto de él. Pero es cierto. Y después del recital del último cuarto parece de cenizo recordar que España, el equipo, ha estado lejos del nivel colectivo que le va a exigir los rivales que vienen. Pero también es cierto. España ha dado motivos para el pesimismo pero sigue viva y, por lo tanto, con la redención a tiro. Porque, por encima de todo, España tiene a Pau Gasol.