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Aquí sí hubo unos pitos tremendos

España juega hoy en el estadio Filipo II de Skopje, que recibe este nombre en honor del padre de Alejandro Magno. El campo ha cambiado bastante con respecto a aquel que visitó la España de Javier Clemente en 1994 camino del Mundial de Estados Unidos. Aquel era un recinto que literalmente se caía, también el hotel que entonces ocupó España, la Selección ganó con dos tantos de Salinas y la anécdota estuvo en el portero rival. Nadie le quería en el país. Todo el mundo le acusaba de ser el protegido del seleccionador y la afición era un clamor contra él. El caso es que el entrenador le sustituyó en el minuto 50 del partido y el campo se vino abajo en su contra. El chico recorrió a toda pastilla la larga distancia desde la portería a los vestuarios para escapar de aquella especie de linchamiento público.

La historia me la recordaba anoche durante el último entrenamiento uno de los fisioterapeutas de la Selección, Miguel Gutiérrez, que tantas cosas ha visto y tantas guarda en la memoria. La Macedonia que hoy se encontrará España, alojada en el mismo hotel de hace 21 años aunque muy remodelado, sigue luchando por subir peldaños entre las selecciones más modestas de Europa. Hace unos días perdió con Luxemburgo y es colista del grupo. En los últimos cuatro años ha cambiado nueve veces de seleccionador, ahora es Ljubinko Drulovic, un exjugador de aquella poderosa Yugoslavia que algún susto le dio a España. Para seguir asustando ahora lo tiene mucho más difícil.