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Stablinski voló en Lleida a 51,556 km/h

A Jean Stablinski (Thun-Saint Amand, 21-5-1932; Lille, 22-7-2007) le llamaban el Polaco, porque sus mayores lo eran. Su padre, Martin, se había mudado a Francia a los 25 años para trabajar en la mina de zinc, y en este país se dejó también la vida en 1940, atropellado por un camión cuando una patrulla alemana le había parado para comprobar su documentación.

Stablinski dejó la escuela para trabajar en la mina y para embolsarse un extra tocando el acordeón. Aún tenía 15 años cuando conoció a un ciclista que le metió el gusanillo en el cuerpo. Se compró una bici, a pesar de la oposición de su madre, y descubrió su vocación.

En 1948 se nacionalizó francés. Y bajo esa bandera logró sus éxitos ciclistas, que no fueron pocos: ganador de la Vuelta a España 1958, campeón del Mundo en 1962, cuatro veces campeón de Francia...

Fue también un fiel gregario de Jacques Anquetil. Y en esas labores estaba cuando ganó en un apretado sprint a Martín Colmenarejo en la 10ª etapa de la Vuelta de 1963, entre Zaragoza y Lleida (la meta de hoy), a una media de 51,556 km/h. El viento, unido a la trisca que se montó tras un pinchazo de Pérez Francés en el km 30, ayudó a establecer una marca que no se batió hasta 2001: Igor González de Galdeano, en Zaragoza, a 55,176 km/h. El registro de Stablinski sigue siendo el segundo más rápido en una etapa en línea de una gran ronda.

El día anterior ya se había corrido también bastante en el triunfo de Roger Baens entre Pamplona y Zaragoza: 45,696. Y tanto se corrió, que cuando acabó la etapa no habían llegado ni las autoridades, ni los federativos, ni la guapa que iba a hacer los honores en el podio: la actriz y cantante Carmen de Lirio.