El COI, Río y la contaminación
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A menos de un año de los Juegos de Río (5-21 de agosto de 2016), el estado de las aguas donde tienen que celebrarse las competiciones de vela, piragüismo y remo es preocupante. Ya lo era; el problema es que lo sigue siendo. Se lo dice Mario Moscatelli, biólogo y profesor de la Universidad Federal de Río, a Delmás. Hay que comenzar a plantearse que no va a dar tiempo a descontaminar las aguas. La elección de Río fue una metedura de pata por parte del COI, y según se acerca la fecha de los Juegos Comienzan a apreciarse las consecuencias. Una de ellas quizá sea que las competiciones de vela, piragüismo y remo se celebren en otros lugares. Los Juegos serán en Río, eso seguro, pero probablemente no en su integridad. Sería el mal menor.
Tanto mostrar el COI su preocupación por el medio ambiente y por el legado de las sedes olímpicas, y resulta que concedió los Juegos de 2008 a Pekín, una de las ciudades más contaminadas del mundo, y los de 2012 a Londres, donde no se recuerda qué legado dejaron los Juegos. Ahora viene Río, cuyas aguas en zonas olímpicas son un riesgo para quienes entran en contacto con ellas. No es de extrañar el clima de desconfianza que se está ganando el COI, puesto de manifiesto en las dos únicas candidaturas que hubo para organizar los Juegos de Invierno de 2022: Pekín y Almaty. El COI predica unas bondades, y luego hace lo que quiere. Madrid lo sufrió en sus propias carnes. En Río, su credibilidad puede bajar a cero.




