La reforma de la FIFA viene de nalgas
A día de hoy hay tres investigaciones abiertas sobre la corrupción en la FIFA. Dos son de fiar (las que dirigen Loretta E. Lynch, fiscal general de Estados Unidos y Michael Lauber, su colega de Suiza) y una que hay que poner en cuarentena, la del Panel de Reformas creado por la propia organización que lleva François Carrard, exdirector del Comité Olímpico Internacional (COI), amigo de Blatter y hermano de uno de los árbitros más poderosos del Tribunal Arbitral del Deporte. En el grupo también están otros miembros vinculados al COI, que en su día también fue un nido de corrupción. Se trata del kuwaití Sheikh Ahmad y del australiano Kevan Gosper, que estuvo vinculado al organismo durante casi cuarenta años, 38 exactamente. Vamos, que lo vivió todo.
Otros miembros del Panel son el primogénito de Ángel Villar, Gorka Villar, quien llegó a la CONMEBOl en tiempos de Eugenio Figueredo, encarcelado en Zúrich por corrupción y que se niega a ser extraditado a Estados Unidos alegando demencia senil, el mismo plan que usó para evitar el examen de inglés y así obtener el pasaporte estadounidense, país en el que tiene varias mansiones a lo largo de las costas de California y Florida. Para completar el grupo independiente de reformas nos encontramos al egipcio Abo Rida, que estuvo en las votaciones de Rusia 2018 y Qatar 2022. En fin, que Transparencia Internacional ya ha dicho que eso viene de nalgas. Que se lo digan al fiscal estadounidense Michael García, cuyo informe nunca vio la luz.