Esos fenómenos que son incapaces de cargarse un deporte fenomenal
Un superviviente. Mira que se le maltrata, pero el fútbol demuestra una y otra vez que es inmortal. El viejo deporte es un enfermo con una salud de hierro que aguanta impasible las perrerías que le infligen los que, se supone, cuidan de él. Con amigos como estos, no hacen falta enemigos. Veamos.
El calendario. La afición pasa como puede los meses estivales esperando a que regrese la competición oficial. Para calmar el mono, sirven partidos de pretemporada en lugares pintorescos ante rivales paupérrimos o en pleno rodaje. Cuando se le da a los aficionados el caramelo del calendario para que se vayan haciendo a la idea de que lo bueno está cerca, resulta que se impugna y se cambia un mes después de hacerlo público. Y encima perjudicando a la Selección. Son unos fenómenos.
Los horarios. Por aquí ya tenemos asumido que nos enteramos tarde y mal de cuando juegan nuestros respectivos equipos. Se intenta corregir esta tendencia a pesar de que las Supercopas se sigan jugando en horario de after, pero episodios como el de ayer, cuando la Liga hizo públicos los horarios de la cuarta jornada de la Liga Adelante y los cambió a la media hora ya es de traca. Habían programado el Oviedo-Albacete en el Tartiere el 5 de septiembre a las 18:00 horas. A las 20:45 juega España. Son unos fenómenos.
El mercado. Otra puñalada al fútbol desde dentro es la regulación del mercado de fichajes. ¿Cabe en alguna cabeza que se pueda empezar la competición oficial con el futuro en el aire de tantos jugadores que no saben aún donde jugarán el 80 por ciento de la temporada? ¿Cuesta tanto hacer coincidir el fin del mercado con el inicio de la competición? ¿Encuentran explicación los hinchas del United a la situación de su portero? ¿O Pedro y Luis Enrique, que ya no saben que cara poner? Son unos fenómenos.
Las televisiones. Parece que este tema se va arreglando, pero hacen falta tres carreras de ciencias y un máster para poder explicarle a la gente por donde se verá cada competición. Las fusiones, los repartos y las plataformas. Fenomenal mundo.
El fútbol. Eso sí, en cuanto ves un espectáculo como el que dieron el martes en Tbilisi el Barcelona y el Sevilla entiendes porque el fútbol es inmortal. Es fenomenal.