Poco fino con la moto
Frustrado y nervioso. Hola a todos, ya estoy en el avión dirección República Checa y realmente os tengo que confesar que estoy decepcionado... No suelo ser de esas personas que van por ahí lamentándose y contando problemas, si algo va mal tiro para delante, intento reír y ser el Pol que me gusta ser, alegre y divertido, pero últimamente no lo consigo. No logro conducir como me gusta, como soy yo, con mi carácter y mi energía, tengo la sensación de que es la moto la que me lleva a mí, que me dice por dónde ir y, sinceramente, esto me saca de mis casillas. Y cuando eso pasa los resultados son desastrosos.
Cambios incómodos. El resultado de Indianápolis no ha sido horroroso, séptimo por delante de Crutchlow y Dovizioso, pero no es donde quiero estar, a 30 segundos de la primera Yamaha... Digo quiero estar porque soy yo el que me pongo mis metas y me presiono y exprimo para conseguir el máximo. Y como deportista no soporto no lograr lo que me propongo, me obsesiona y me desespera. Tuve una experiencia similar antes. Me acuerdo del 2012 en Moto2 luchando con Márquez. Fue un año precioso aunque perdiese el Mundial. Me sentía imbatible, rápido, ágil, convencido de lo que quería y firme al seguir mis objetivos como nunca lo había estado. Conseguí ocho poles, más que nadie, victorias, podios y viví carreras divertidísimas luchando con Marc. Pero al año siguiente, en el que me proclamé campeón, por un cambio en los neumáticos me sentía lento, bueno, más que me sentía... ¡lo era! Incapaz de conseguir mis metas, de superar mis registros, perdido, y todo por un cambio que no depende de ti. El motociclismo es duro, nada fácil, pero es mi mundo, y este año por algunos cambios similares no consigo ser el que quiero. Os lo cuento más técnicamente: el objetivo de Yamaha es conseguir más grip (agarre) en la rueda trasera. ¿Cómo? Pues haciendo una moto más larga y blanda, consiguiendo así más estabilidad y tracción. Y eso es igual a grip.
El problema. Una moto así debe de ser llevada con finura, sin brusquedad, vaya, con cariño... Como dirían los japoneses “como si trataras con una chica”. Y yo de eso no sé… (No seáis malos: ¡tratar a una chica sí sé!). Pero lo de la finura con la moto me cuesta más. Y tú pensarás: ‘Es tu trabajo, hazlo, ¡cambia de pilotaje!’. Bien. Pero es muy complicado. Es como si a alguien que escribe con la mano derecha de golpe le dicen: “Ahora escribe con la izquierda. Y no solo eso, hazlo y ¡rápido!”. Mi estilo choca de frente con ese estilo fino. No digo ni mucho menos que la Yamaha sea una mala moto. Diría más, en algunos circuitos es imbatible. Y tengo que aprovecharlo. En Indy he sido un segundo más lento que el año pasado, progresión 0. No solo eso, sino que he empeorado un segundo con un año de experiencia. Por eso el séptimo no es un mal puesto, pero si soy objetivo y duro ha sido un resultado muy malo. ¿Solución? Tener paciencia y trabajar. Y pasará, seguro, ¡todo mejorará! Aquí en el Mundial se dice mucho eso de que uno no se olvida de ir en moto de un año para otro, así que… ¡A trabajar!
Moto3. Hasta a mí me costó entender qué pasaba. Enhorabuena a los que fueron más listos y a los tres que se estrenaron en un podio, pero fue una pena quedarnos sin ver una carrera que pintaba bien, con Kent no tan dominador y en un circuito en el que habría sido difícil escaparse.
Moto2. Fue divertida. Adelantamientos por todas partes. ¡Bravo Rins! Ganó una carrera muy tensa. Me alegro mucho por él, es muy buen tipo y muy buen piloto. Está aprendiendo mucho y aprovechando tener a alguien como Santi Mulero a su lado. Y vaya con Zarco… El francés está haciendo un Mundial para quitarse el sombrero y dio un golpe en un fin de semana con muchos problemas. Moto2 está muy decidido…
MotoGP. Metido en mi faena no puedo ver mucho de lo que pasa, pero se está apretando la cosa y vamos a vivir carreras muy interesantes. ¿Tendremos que esperar a Valencia para ver al campeón?
Foto. Hoy en mi columna han puesto una foto espectacular. ¡Casi hacemos un círculo perfecto! Mi amigo Jaime Olivares, el fotógrafo que la ha hecho, me dijo que es de las que casi te encuentras por casualidad, disparas al grupo y ¡pam! Todos bien ordenaditos. ¡Nos vemos en muy pocos días!