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Pedro y Mascherano sumarían el jugador perfecto para el Barça

El dilema. Esperando la Supercopa, el Barcelona tiene pocos, pero interesantes debates. Por un lado está que mediante votación los jugadores han elevado a Mascherano a la condición de capitán por delante de, entre otros, Gerard Piqué y Pedro Rodríguez. El otro es que el canario está con un pie en la puerta de salida porque no aguanta más su ostracismo. Dos casos que vienen a exponer que ser suplente, aunque sea en un equipo que te paga onerosamente y que te proporciona muchos éxitos deportivos como es el Barça, no resulta nada fácil.

Mascherano. El argentino es un pilar en cualquier vestuario. Más allá de lo que aporta en el campo, mucho, estamos hablando de un jugador que nunca regatea un esfuerzo, que nunca está contento con sus actuaciones y que precisamente por eso tiene la potestad de exigir a los demás que den un poquito más. Puede que Mascherano se pase de autocrítico cuando falla y exagere ante el escaparate, pero eso le convierte en un interlocutor válido con el resto del vestuario. Elegirle como capitán es un signo de que este equipo no quiere caer en la modorra.

Dócil. Mascherano es un jugador tan exigente de puertas adentro como sumiso cuando tiene que tragar sapos y mentir ante la prensa para mantener la paz del grupo. Fue él quien salió a desmentir cualquier roce entre Luis Enrique y Messi la pasada temporada. Calificó a los que explicaron esa noticia de mentirosos. El tiempo y Mathieu demostraron que el que economizó con la verdad fue él. Ahí ya ejerció como capitán sin brazalete. Sabía perfectamente Mascherano que lo que se explicó del enfrentamiento entre Messi y el técnico era verdad, pero se jugó su palabra (y la perdió) a favor del funcionamiento del grupo. Seguramente, lo que se busca en un capitán es esto.

Pedro. El caso de Pedro es el de alguien que se exige sin llamar la atención. El ejemplo perfecto de comportamiento de un vestuario. Un jugador que prefiere no hablar a no decir la verdad. En su silencio, Pedro sabe que su futuro en el Barça está llegando a su fin. Nunca será la correa de transmisión de la idea del técnico de puertas afuera. Pero de puertas adentro, todos los que aspiren a llegar deberían encontrar la justa medida entre ser Pedro y ser Mascherano. Saldría el capitán y el suplente perfecto.