Tano Pasman grita de alegría cuatro años después
River es campeón de América. Sólo cuatro años después de irse al infierno de la B, el Millonario reina en la Libertadores e inunda con su franja roja todo el Continente. Ha vuelto un gigante, si es que alguna vez se fue. La resurrección desde la base con Ramón Díaz y posteriormente con Marcelo Gallardo ha permitido crear un equipo campeón, un bloque en el que prevaleció la competitividad por encima de los nombres. Jugadores como Carlos Sánchez y Cavenaghi encarnan bien lo que hoy en día es River. Llegaron al equipo en el infierno de segunda y en la final de la Libertadores ante Tigres fueron titulares, como si el destino les debiese un reconocimiento. No importó que se fueran entre medias estrellas como Lanzini o Teófilo. River, en realidad, eran el Pato y el Torito.
Seguro que aquel hincha que se hizo famoso en el descenso millonario, ese furibundo hombre que en un vídeo que acabó siendo viral le gritó a la tele y maldijo cuanto supo, el Tano Pasman, llorará también esta vez pero no de tristeza, sino de alegría. Así de mágico es el fútbol. Su River, el River de todos los que sienten casi como una religión lo que suscita, es el mejor de un torneo que nos dejó la irrupción millonaria mexicana de Tigres y sus fichajes mediáticos, el Valdivia brasileño de Inter que imitó al original chileno, la gesta de Guaraní y su entrenador español Fernando Jubero, la decepción del campeón brasileño Cruzeiro y del argentino Racing, el lamentable partido del gas pimienta en La Bombonera en el Clásico y sobre todo el éxito descomunal del muñeco Gallardo y su banda, dueños de la Libertadores 19 años después. Que lo grite el Tano. Que lo celebre con rabia.