El atletismo, según Odriozola

Estos días los atletas españoles mantienen una actividad frenética. Ayer compitieron en Pamplona, hoy lo harán en Valencia, el sábado se repartirán entre Granollers y Sierra Nevada, algunos se irán incluso hasta Bélgica o Portugal, y el domingo las mediofondistas tendrán su última oportunidad en Polonia. Tratan de hacer la mínima para los Mundiales que se celebrarán en Pekín dentro de dos semanas, y como el plazo de inscripción se acaba ya, la Federación Española está dando toda clase de facilidades para que las hagan. Hasta pone una competición a los 2.320 metros de altitud de la pista de Sierra Nevada para que los velocistas y los saltadores puedan mejorar sus marcas e ir a los Mundiales como repescados.

Luego pasa lo que pasa. Llevamos un equipo casi tan numeroso como las grandes potencias, pero las eliminaciones a la primera se suceden. Es la consecuencia de llevar atletas con el aprobado raspado. Se habrán ganado el derecho a ir, mas cuando el objetivo se reduce a hacer la mínima o a entrar en la repesca para tener un sitio en el equipo, no cabe esperar nada bueno. Una vez alcanzado el 100%, después de decenas de intentos y en condiciones óptimas además, los atletas compiten relajados y sin ambición, conocedores de sus limitaciones. Éste es el atletismo que ha fomentado Odriozola, presidente de la Federación. La sensación que deja es penosa, convertidos los grandes campeonatos en viajes de vacaciones.