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Manual de urgencia para poder organizar una pretemporada moderna

Cuestión de gustos. Si algo es Luis Enrique, es transparente. No puede disimular sus sentimientos. Las ruedas de prensa, por ejemplo, le ponen del tomate. Comparece ante los medios con la mueca del que va al dentista. Lo mismo le pasa con las giras. Es de los pocos que se ha atrevido a decir que no le gustan. Y no lo disimula. Amante como es de la preparación física, sabe que esto de los tours son una práctica que se sustenta únicamente por el aspecto comercial. No le falta razón.

Muchas fotos. Lo primero que hay que hacer para organizar una pretemporada moderna es dejarle la organización de la misma al departamento de márketing y lograr que los preparadores físicos y los responsables de prensa tengan una incidencia insignificante en la misma. Hay que hacer muchos actos. Visitar tiendas del patrocinador, comer con gente famosa que tiene fundaciones, rodearse de niños y cortar calles, si son céntricas, mejor.

El clima. Hay que sudar la gota gorda. Pero no a causa de las sesiones de trabajo. Hay que empezar a sudar desde que uno sale del hotel. Lo mejor es escoger destinos como el sudeste asiático, China, Texas o Arizona. Lugares donde la humedad sumada al calor obligue a cambiarse de camiseta seis veces al día. Lugares que se caracterizan por mantener unas temperaturas polares en hoteles y restaurantes. Así uno se asegura que los que no caigan deshidratados, tengan muchas posibilidades de coger un principio de neumonia. También es pretemporada para los médicos del equipo. Que se vayan habituando a la presión.

El público. Hay que poner a prueba la fidelidad de los fans de países remotos. Gente que es capaz de pagar lo que sea y aguardar colas interminables para ver a su equipo favorito en directo. Para verlo, en la mayoría de ocasiones sin sus grandes estrellas y jugando a un ritmo impropio. Se tragan un partido infumable, pero se van a casa satisfechos porque han visto un par de caños.

Directivos. Es fundamental que la expedición sea completada por el máximo número posible de directivos, a los que acompañará una cantidad ingente de familiares de cualquier grado. Éstos tendrán acceso ilimitado al hotel de los jugadores, que será infranqueable para los informadores.