El Tour se pone muy serio

Llegan tres días de Pirineos en el Tour. Con etapas muy serias. Tres finales en alto y 124 kilómetros de alta montaña. Por poco que pase, va a haber diferencias. La general nada tendrá que ver con la de ahora. No es que se vaya a ganar el Tour aquí (o sí), pero las fuerzas tampoco están ya iguales entre los favoritos. En cuanto alguno muestre debilidad, el resto irá a rematarle. ¿Puede ser Nibali, que se está mostrando como el más flojo? ¿Puede ser Contador, que en el Muro de Huy se quedó clavado? ¿Puede ser Quintana, que aún no ha aparecido? ¿Puede ser el propio Froome, quien el Tour de 2013 lo ganó en los Pirineos, pero con sólo dos etapas y nada más que un final en alto? ¿Pueden ser Van Garderen, Urán o Valverde, que no se han descolgado?

En tres días tendremos la respuesta. De momento hay incertidumbre. Mucha. Entre los mismos ciclistas incluso. Ninguno sabe cómo responderá su organismo en la alta montaña. Siempre ocurre. Al principio habrá precaución. Quien se encuentre fuerte comenzará a observar a los rivales. Luego les probará. Tomará sus conclusiones y tendrá que decidir. ¿Mandará aumentar el ritmo a sus compañeros de equipo? ¿Y si está solo? ¿Lanzará entonces un ataque en toda regla? !Ufff! ¡Son tantos los corredores y tantas las estrategias a adoptar! Es la emoción del ciclismo, del Tour en este caso. Esto no ha hecho más que empezar. La primera semana ha enviado mensajes positivos y puede que estemos ante una carrera trepidante.