Garbiñe, ¡bienvenida al club!
Garbiñe Muguruza juega hoy una final que podría calificarse de histórica. Hace 19 años que no se produce. Una española disputando la final de Wimbledon. Será ante Serena Williams, una de las mejores jugadoras de toda la historia. Garbiñe (21 años) representa la juventud descarada, insolente y ambiciosa, frente a la potencia y veteranía de Serena (33 años). Garbiñe es una recién llegada a la élite del tenis. Tanto es así, que en España es casi una desconocida. A partir de ahora será muy distinto. Por cierto, otra mujer para sumarse a las Mireia Belmonte, Carolina Marín, Ruth Beitia, Ona Carbonell, Brigitte Yagüe, selecciones de baloncesto, waterpolo, balonmano, gimnasia, etc. ¡Bienvenida al club de las campeonas!
Digo que de Garbiñe sabíamos poco porque, al margen de que ésta sea su primera gran final, hasta el año pasado no se decidió a competir como española. Hija de padre vasco y madre venezolana, tenía la doble nacionalidad, y cuando llegó el momento de pronunciarse se decantó por nosotros. Nada que ver con los deportistas que nacionalizamos a dedo, de prisa y corriendo, para que nos ganen medallas. Garbiñe, además, se hizo como jugadora en España, donde lleva desde los seis años. En su decisión, por cierto, algo habrá tenido que ver lo que ha visto, conocido y disfrutado. El deporte español funciona, y ahí están los resultados. Garbiñe tuvo que elegir, y eligió. Lo tuvo fácil. Aquí no veía más que campeonas... y ella también lo será.