Generación dorada de Chile
En Chile le llaman la generación dorada. A algunos no les gusta el nombre, porque inevitablemente obliga a las siempre odiosas comparaciones. Los mayores de 60 años lo consideran una falta de respeto con la plantilla que fue tercera del mundo en 1962. Pero esta generación, que fue tercera en el Mundial Sub-20 en 2007, que se clasificó para dos Mundiales de selecciones absolutas consecutivas por primera vez en la historia y que alcanzó la final de la Copa América. Es un equipo que no sólo ha sido el depositario de las alegrías deportivas del país. Sino que es un equipo que también canaliza las frustraciones de un pueblo indignado por la corrupción de la clase política, en una nación donde la salud y la educación son un lujo y no un derecho.
La generación dorada les alegra la vida en tiempos en que es difícil ser feliz. Fueron tres semanas de fiesta, de sueños, alegrías y esperanza. Alexis, Vidal, Bravo y compañía llegaron a la final siendo protagonistas y, encima, le ganaron al archirrival, ese que venía precedido por el potente aval de la historia. La felicidad es total porque, aunque suene feo, es la pura y santa verdad: en Chile no existe nada más lindo que ganarle a los argentinos.