Una franja atravesó la BBC
El Rayo le ha prestado su sagrada franja (la que atraviesa su corazón, en interpretación lírica de Martín Presa) a ocho causas nobles, gesto que le hizo recorrer ayer entre admiraciones las webs deportivas más prestigiosas del mundo (La Gazzetta, BBC, The Guardian). El fútbol, con frecuencia, se siente un palacio en el centro de una villa miseria, ajeno a lo que le pasa al mundo, que al fin y al cabo viene a ser lo que les pasa a sus socios y simpatizantes, entre los que también hay enfermos, desahuciados, discriminados, discapacitados y excluidos. Y de su lado se puso el Rayo cuando los antidisturbios sacaron de su casa a doña Carmen, aquella anciana de 85 años desalojada dramáticamente, o cuando pagó el viaje a los hijos de un agonizante Wilfred. Ahora va de lo particular a lo general y hay que agradecerlo.
También el Rayo conoció las estrecheces en la salida turbulenta de los Ruiz-Mateos, pero ha sido ejemplar en su pobreza. Fue riguroso (más que nadie, diría) en la concursal y ahora ha decidido vivir por debajo de sus posibilidades (penúltimo presupuesto de Primera), perdiendo futbolistas frente a clubes ahogados por las deudas, para no verse otra vez en aquel abismo. La cabeza del presidente, no siempre bien entendido por un sector radical de la afición, el buen ojo de Felipe Miñambres y la mano firme de Paco Jémez le han llevado hasta aquí. También los futbolistas, muchos de paso, que saltan en este trampolín. Porque el Rayo devuelve los préstamos con intereses (Diego Costa, Saúl, Insua, Kakuta...). A veces los proyectos más sensatos se encuentran en un equipo de barrio. De un gran barrio.