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Messi, muy desdibujado, no aparece en la fotografía que quiere

La pulga. Messi ya no es Maradona todos los días. Otra vez. Viene de un semestre sideral, superándose a sí mismo como mejor jugador del mundo, impulsando al Barça a ganarlo todo, distanciándose de esa comparación absurda que la mercadotecnia se empeña en asignarle con alguien que está muchos planetas más abajo, y a la que se enfunda la camiseta albiceleste se empequeñece. Martino no encuentra la tecla. O aprieta sin querer la que lo apaga. Pero Messi no es Maradona todos los días con Argentina. Al revés, no lo es casi ningún día. No conecta, bosteza, desaparece. Concluyó la primera fase de la Copa América y no hubo noticias de él. En las teles argentinas ya han reabierto incluso el debate de bajarlo del once.

Neymar. Otro misterio de la Copa América: ¿qué tiene Neymar en la cabeza? En los pies, fútbol, ya se sabe. Talento verdadero, una capacidad fuera de lo normal para fabricar maravillas, instinto de supervivencia para brillar incluso en la Brasil más aburrida de todos los tiempos (o casi). ¿Y en la cabeza? Nada bueno. Empezó la competición como figura (incluso única figura) y la abandona autoexpulsado como la mayor de las vergüenzas. Niñato o descerebrado, macarra. Muy lejos de crack. Xavi se quedó corto en el diagnóstico.

Atlético. Quizás no lo sepa, ni sea un mercado que le interese en su política de proyección, tan orientada actualmente al lejano oriente. O tal vez sí, y todo sea la consecuencia de un sofisticado plan de promoción. Pero la marca Atlético de Madrid no deja de sonar en la Copa América. A nivel de clubes, quizás la que más. Uno se pone a escribir bajo el televisor, ya sea un narrador argentino, colombiano, mexicano, chileno, uruguayo o brasileño el que hable, y no deja de escuchar menciones. Ruido atlético en Santiago.

Bachelet. Es un clásico de la Liga española: jugadores menos pendientes del balón y del partido que de pedirle la camiseta a Cristiano o Bale. Pero la Copa América lo ha superado: jugadores jamaicanos tirando de tablet o teléfono móvil para posar al lado de Cavani y Messi. La fiebre fotográfica ha tomado la competición. Hasta tal punto, que la Presidenta de Chile siente la necesidad de que su pueblo la vea inmortalizarse sonriente junto a Vidal tan sólo dos noches después de que el futbolista durmiera ebrio en comisaría. Tras un 5-0 no hay pecado. El fútbol.