Honda hipoteca su prestigio

Soichiro Honda, fundador del emporio industrial que lleva su nombre, decía: “El éxito es un 99% de fracaso”. Imagino que sus palabras se habrán convertido en un mantra para la marca y su nuevo proyecto en F-1, porque sólo así podrán soportar sin hacerse el harakiri el estrepitoso fracaso que están protagonizando. Lo que está pasando en Austria con McLaren roza ya lo esperpéntico, con ambos monoplazas tan atrás como viene siendo habitual pero además penalizados por su falta de fiabilidad. Algo que no habría gustado al creador de este gigante japonés, que también decía que sus coches debían ser tan rápidos como fiables, dos pilares básicos para cualquier empresa implicada en la competición como dinamizadores de la excelencia que se persigue con ella.

El prestigio de Honda se encuentra hipotecado por su desastroso regreso, les guste o no admitirlo. Si a medio plazo enderezan el rumbo salvarán el envite, en caso contrario las consecuencias para su imagen pueden ser terribles. Ya abandonaron la F-1 en la anterior etapa por la falta de resultados con su propia escudería y otro fracaso supondría un varapalo de dimensiones faraónicas. Ellos hablan de trabajo, evolución y esperanza; la gente por la calle cuenta chistes sobre el coche de Alonso y no da crédito a lo que está ocurriendo con este proyecto. Puede que seamos la mayoría los que estamos equivocados, pero a día de hoy ésa es la realidad. Honda se está jugando más que simples resultados deportivos. Hablar de una cuestión de honor no me parece descabellado.