La maledicencia de los playoff
Habrá quinto partido en la eliminatoria Unicaja-Barcelona. Toda la imponente superioridad que mostró el Barcelona en los dos primeros partidos se redujo en el tercero y desapareció por completo ayer, en el cuarto. El Barcelona perdió por 77-66 y registró su peor anotación de cuantas derrotas ha sufrido esta temporada en la Liga, a pesar de que en el último cuarto anotó 26 puntos. ¡Cómo serían los demás! Pues sí. Un despropósito. Llegó a fallar el 67% de los lanzamientos de dos, y el 86% de los de tres. Además, no olía los rebotes: 28 por 46 del Unicaja. Curioso que Navarro fuera el máximo reboteador de su equipo. No lleva, por cierto, ningún triple en los tres últimos partidos, y acumula trece fallos consecutivos. Pero que los madridistas no se froten las manos.
Los playoff tienen estas cosas. Un equipo que está muerto se levanta en el siguiente partido, y la arma. El Unicaja lo estaba tras las dos derrotas del Palau, y ahí sigue. El Barcelona ha sido una sombra en Málaga, y mañana ya veremos. Hay una maledicencia extendida de que los playoff se pactan para llegar a cinco partidos, y así hacer más taquilla. No creo que sea así, pero hubo momentos en el partido que dejaban esa impresión. No es por la reacción final, cuando el Barcelona se puso a siete puntos, y sería como para pensarlo. Se trata simplemente de una consecuencia de la propia perversión de los playoff: siempre habrá una última oportunidad para el equipo grande, y además en su cancha. Eso invita a relajarse, y pasa lo que pasa. Lo de ayer, por ejemplo.