Sólo faltó besar niños y repartir octavillas
Que Bartomeu ayer jugaba en casa quedó claro en el momento en el que el 75 por ciento del aforo del Auditori 1899 le ovacionó puesto en pie cuando aún no había dicho una palabra. El 25 por ciento restante, los periodistas, estaban para apuntar lo que dijera el presi, que no aceptó preguntas. En teoría, comparecía para informar sobre su obra de gobierno, pero su intervención fue un mitin en toda regla. Tanto, que incluso estuvo presente en la platea una monja mediática, cosa que se ve como algo indispensable en cualquier acto que se precie.
Empezó su informe de gestión el presidente saludando a Manuel Maños, socio número 7 de la entidad, y a Martí Andrés, socio 157.166, que con una semana de vida ha sido el último en sumarse a la gran familia barcelonista. Por lo menos, ellos eran socios y culés, cosa que no puede decirse de otros de los asistentes al acto. Algunos estaban ahí por famosos, otros por ser patrocinadores, otros por formar parte de peñas, algunos representaban lo más granado de la selecta sociedad civil catalana y también hubo una destacada representación del Espanyol encabezada por el economista José Maria Gay de Liébana.
Desde que anunció que a final de temporada habría elecciones, Bartomeu se ha pasado las semanas pidiendo Fair Play a sus potenciales adversarios. A cambio, el presidente ha respondido con una catarata de apariciones mediáticas, actos sociales, conferencias en los foros más acrisolados, visitas de obra, cenas con socios y meriendas con peñas difícilmente superable. Eso sí, en un acto de puro Fair Play, ayer invitó a su acto al padre de uno de los precandidatos. Aparte de eso, sólo le faltó besar niños y repartir octavillas.