Nadal se nos ha venido abajo

Segunda derrota de Nadal en Roland Garros. La primera, en 2009. Ante Soderling. Andaba renqueante con una lesión, y bien que lo pagó; después no pudo ir a Wimbledon. Seis años después ha llegado la segunda. Ante Djokovic. Contundente. Por tres sets a cero. El último, por 6-1. Un balance de dos derrotas y setenta victorias en Roland Garros, donde ha ganado nueve veces, es como para seguir haciéndole la ola. Pero esta derrota nos hace ver una realidad: confirma que en Nadal hay un antes y un después. Se estaba viendo venir que se enfrentaba a su peor año, con una sola victoria en un torneo menor, el de Buenos Aires. Desde que ganara el año pasado en París, todo lo demás eran derrotas. En cualquier superficie y ante cualquier rival.

Llegó Djokovic, y le machacó. Sólo le pudo hacer frente en el primer set. Después fue una lenta agonía. Lo malo es que fue la confirmación de lo que se veía venir: derrota en Roma ante Wawrinka, en Madrid ante Murray, en Barcelona ante Fognini y ante Dkojovic en Montecarlo. Todas sin ganar un solo set y sobre tierra batida. Nadal debe de tener un problema que no ha trascendido. Sus mejores tiempos quedaron atrás, y es lógico. Aunque acaba de cumplir 29 años, está gastado. Lleva ganando torneos desde 2004. Pero lo que no es normal es su derrumbe de repente. ¿Problema de raqueta? ¿Problema de entrenador? ¿Problema de mentalización? Djokovic le habrá ganado 21 veces, pero nunca le resultó tan fácil. El problema existe.