O Benítez atina a la primera o Florentino no tiene refugio
Un repaso por los entrenadores de Florentino ayuda a ver mundo. Probó con la familia cercana (Del Bosque, Camacho y García Remón) y lejana (López Caro), con desconocidos sin lustre (Queiroz) o medio ilustres venidos a más (Luxemburgo), con la lírica de Pellegrini, con la prosa más áspera de Mourinho y con la mano floja de Ancelotti que levantó tres Champions. Los fichó en verano y en invierno. A alguno, incluso, en otoño. Por iniciativa propia o de otros (Valdano principalmente). Y los despidió ganando (fundamentalmente Del Bosque) y perdiendo (los demás, antes o después), jugando al ataque o a la contra. El madridismo fue espectador de todos los modelos, pero ninguno se quedó.
Ahora le toca a Benítez, entrenador profundamente táctico, como la mayoría de los que no fueron futbolistas de gran tamaño, y debe pensar que no se deja pasar un tren así pero también que hubo tiempos mejores para tomarlo. Porque público y plantilla dieron valor a Ancelotti en la derrota, porque el presidente ejecutó un despido no exigido y porque las encuestas no están de su lado. Si no acierta a la primera, Florentino ya no tendrá dónde refugiarse.