La memoria de María de Villota merecía algo más
El accidente de María de Villota fue consecuencia de una negligencia desde el momento que se podría haber evitado. No es admisible que la plataforma de carga de un camión se encuentre desplegada en un lugar por el que circula un Fórmula 1. No se trató de un error de pilotaje, de un lance de carrera o de una avería de un monoplaza. Si esa cuchilla gigante no hubiera estado allí, la piloto madrileña seguiría hoy viva. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo en Inglaterra concluyen que no existe ninguna responsabilidad del equipo Marussia en lo ocurrido, lo que no alcanzo a comprender. Sinceramente me parece un despropósito que el asunto se zanje de este modo, la memoria de María merecía algo más, una explicación, una justificación, una disculpa siquiera, un culpable quizá…
Me queda la impresión de que el deportista se convierte en el eslabón más débil en este tipo de sucesos. Porque también tengo que recordar, por desgracia, a Jules Bianchi al hablar de Marussia. El francés sigue en coma en un hospital de Niza y los sabios de los grandes premios que indagaron su accidente también coincidieron en que no ocurrió nada extraño en el circuito de Suzuka. Sí, todos vimos que había una grúa en la escapatoria de un circuito anegado pero eso tampoco tuvo ninguna trascendencia, nos vinieron a aclarar las pesquisas. Salvo que el francés también se chocó contra ella, como nuestra María contra aquél maldito camión. Me enerva tanto una desgracia como otra porque creo que no se defiende ni se respeta como es debido los intereses de los auténticos protagonistas de este deporte, sus héroes y quienes se juegan la vida para que nosotros disfrutemos. Por desgracia, nada de lo que ya digamos traerá a María de nuevo con nosotros, pero al menos su familia debería tener un mínimo consuelo para tanto dolor. Y la justicia no se lo concede.