El Bernabéu no está para ‘frivolités’
El de hoy no es partido de tácticas. Ancelotti y Pablo Franco darán una sola consigna en el vestuario a sus muchachos: salgan y disfruten. Bajo esta pauta, lo probable es que en el Bernabéu se vean goles en dos equipos entregados al lucimiento. Se espera que el Madrid juegue inclinado hacia Cristiano, por aquello de la cuenta realizadora. Y que en el Getafe no falte quien aproveche para tirarse algún lujo de esos que no se ven en condiciones normales. Todo en su justa medida, pues al espectador no se le puede dar gato por liebre, y menos cuando el público blanco tendrá la susceptibilidad a flor de piel. Espectáculo sí, claro, pero seriedad también. El Bernabéu no está para frivolités con las heridas de la Champions y la Liga aún sangrando.
En este escenario hay dos focos: Odegaard y Cristiano. De una punta de la cuerda a la otra. El novato debutante y la estrella ‘come goles’ afrontan la responsabilidad de dar jabón a una grada cuya reacción ante la coyuntura madridista es una incógnita. A Cristiano, dicha sea la verdad, poco le afectan los malos vientos que puedan llegar de la afición. En su cabeza martilleará como una obsesión marcar y marcar goles. Y si lo hace con acierto, hasta conseguirá hacer feliz al Bernabéu, disimulando la decepción colectiva. Odegaard lo tiene peor. No es el mejor día para el primer baile. Llegó con buen cartel futbolero, aunque desprende cierto tufo de ‘enchufadillo’. El chaval tendrá la palabra en el partido más tranquilo del año. Ojalá que le acompañe la suerte.