Alguien debería parar la quimera de Axel Pons

Admiro el pundonor, coraje y entrega de Axel Pons. Por ese mismo motivo, creo que alguien debería convencerle de que desistiera de su empeño de labrarse un futuro en el Mundial de motos. No le conozco personalmente pero me cuentan que, además, es un chaval estupendo, que se ha sacrificado como pocos para compaginar sus estudios con su actividad deportiva y que pretende seguir intentándolo por mucho que en sus ocho años de grandes premios los resultados nunca le hayan acompañado. Lo que me preocupa es la sensación de que, de seguir así, tarde o temprano terminará haciéndose daño de verdad, más incluso del que ya se ha hecho… que no ha sido poco. Me parece imposible tentar de ese modo al destino sin que produzca consecuencias. Acumula en su trayectoria mundialista más de un centenar de caídas, este mismo fin de semana en Le Mans se ha ido al suelo en cada una de las dos jornadas disputadas hasta ahora.

Hubo un tiempo en el que pensé que Axel corría por agradar a su padre, todo un campeón del mundo de 250cc como Sito Pons. Después descubrí que no, que lo hacía por voluntad propia y me deslumbró tanto empeño. Caerse de una moto a toda velocidad para levantarse hasta en cien ocasiones es propio de un espartano, pero llega un momento en el que carece de sentido. Ha tenido más accidentes que pruebas ha disputado, incluyendo varios con lesiones de gravedad. Y todo, ¿para qué? Ni una victoria, ni un podio, ni una pole, ni una vuelta rápida, apenas medio centenar de puntos sumados en estas temporadas. El argumento de que todo vale si es lo que quiere no me convence, tiene infinitamente más valor que talento y ésa es una combinación explosiva. Por supuesto que es mayor de edad y cuenta con el derecho de hacer lo que le plazca, sólo digo que yo estaré más tranquilo el día que asuma que el suyo es un sueño imposible.