¿Quiere usted jugar la Davis?
Juan Margets presenta su candidatura a presidir una de las Federaciones Internacionales más importantes, la de Tenis. Organiza una gran competición, la Copa Davis, muy criticada por los jugadores. También organiza la Copa Federación, que es la Davis femenina, en la cual se registran igualmente renuncias de las mejores jugadoras. Margets propone soluciones para acabar con las ausencias, si accede a la presidencia. Aunque, como vicepresidente de la Internacional, tiempo ha tenido, y Nadal se lo reprocha: “Desde su posición actual podría haber hecho más”. Margets propone sets más cortos y una Final Four conjunta de hombres y mujeres en una sede neutral. Si esto es el remedio, bienvenido sea, pero...
Los tenistas sólo quieren jugar la Davis si ven altas probabilidades de ganarla, esto es, si las eliminatorias van a ser en casa, lo cual multiplica esa posibilidad. De lo contrario, todo son excusas. Ya pueden reducirse los juegos, los sets o los partidos, que el jugador alegará cambio de superficie, falta de aclimatación, cansancio, molestias o, simplemente, que no entra en sus planes. El formato actual de la Davis tampoco supone un esfuerzo supremo. No son más de ocho partidos individuales al año, que pueden quedarse en la mitad si la eliminatoria se resuelve tras el doble. Incluso puede variarse la composición del equipo dependiendo de la fortaleza del rival. Más cómodo no puede ser. Sin embargo los jugadores se quejan... y se quejarán.