La afición se fue orgullosa
El aficionado del Bayern pisó ayer el estadio esperando un milagro y lo abandonó sabiendo que hubiese sido posible. Todo sucedió como se lo esperaban: un gol pronto, el calor de su hinchada, un Barcelona entumecido... Parecía que el dios del fútbol seguía siendo bávaro. Pero entonces, cuando todo parecía que iba a ser una noche de espectáculo y suspense, la defensa del Bayern volvió a cantar y el sueño de la final de Berlín estalló de una vez por todas.
Pero la hinchada se acostó orgullosa de su equipo, que cayó de pie, que batió al máximo favorito de la Champions y que volvió a mostrar esa clase que le hizo levantar el triplete dos cursos atrás. Pero los años no pasan en balde. El Bayern tiene a muchos jugadores que ya no son lo que eran y hay que iniciar una renovación lo antes posible. La gran pregunta es si esa renovación la llevará a cabo Guardiola y si será él quién comience una nueva era a largo plazo. En Múnich esperan que sí sea Pep.