Más cerca de la tierra que del cielo
Ter Stegen. Dirán lo que quieran los que ponen estrellas a los jugadores, pero Ter Stegen es el héroe de este partido que el Barça perdió anoche en Múnich como si se hubiera olvidado de sí mismo. Una de las virtudes del equipo de Luis Enrique hoy en día es la de haber adecentado su defensa hasta los límites de una razonable imbatibilidad; ayer esa defensa jugó con fuego; tan solo la pericia atrevida del portero alemán lo salvó de esa quema.
Enfrente. Perdió el Bayern la eliminatoria pero no se dejó el honor en el campo. Esto es interesante, aunque no fue decisivo de cara al resultado. Esa afición enardecida cuando su equipo iba tres goles por detrás de ganar la eliminatoria no dice tan solo de la calidad saludable de la cerveza espumosa sino de la pasión que desata el equipo de Guardiola. Perder así una eliminatoria es el reflejo de un sentimiento de honor que ennoblece al fútbol.
Messi. Hizo cosas bellísimas, ganó la eliminatoria, pero se reservó como un cuadro en proceso de restauración. Según los tratadistas que lo diseccionan, lo que él quería era darle una lección a Guardiola, mostrarle que es el mejor del mundo y que esa situación suya en la historia del fútbol ha ido en progresión geométrica. En un momento del partido, Pep y él tuvieron una conversación secreta; más de una vez recientemente, el entrenador que elevó al Barça a las estrellas dijo que con Messi delante no hay nada que hacer. Esta vez el desafío quedó pendiente, porque en la segunda parte Messi dejó que Guardiola hiciera su parte, impulsando a su equipo hasta el gaznate de Ter Stegen.
Neymar. El trío Los Panchos que constituye ahora la parte más visible de la leyenda barcelonista, Neymar, Messi y Suárez, se dispusieron a salvar al Barça después de la fulgurante salida del Bayern. Una vez hecha su labor de asegurar dos goles para remontar el primer sudor frío, los tres se dedicaron a pensar en el futuro, o en el pasado, y se echaron a dormir. Pasaron, por así decirlo, del cielo a la tierra, y en la tierra dejaron que el Bayern empezara a marearlos; marearon, incluso, a Ter Stegen, que no es invencible. Tampoco el Barça es invencible. Tras los dos goles del Barça, el equipo bávaro decidió tomar la iniciativa y la segunda parte fue totalmente alemana. Al final, tan solo, el Barça quiso reivindicar a Messi, que despertó tarde. Al final, avergonzados quizá de la dejadez, intentaron Messi y Neymar equilibrar el recuerdo de su calidad y Messi estuvo a punto de marcar. No hacía falta; solo hubiera hecho falta para que todos recordamos que Messi venía del cielo, en efecto, pero anoche fue más bien terrestre.