Sainz, mucho más que un apellido

Desde hace mucho tiempo, incluso en su temprana etapa del kárting, hemos venido escuchando que Carlos Sainz lo más valioso que tenía era su apellido. Personalmente, cada vez que oía un comentario de ese estilo sólo podía esbozar una sonrisa ya que es difícil convencer con argumentos a quien no los tiene para criticar con tanta crudeza. Pensar que el origen de cuna puede ayudar en las carreras, en el deporte, sólo es fruto de la ignorancia. Como si un rival se fuera a apartar en la pista porque llega mengano, que es hijo de zutano… Ignominias provocadas por la envidia o el resentimiento. Por suerte, casi siempre en la vida el tiempo pone a cada uno en su sitio y ahora ya nadie puede dudar de la pasta de la que está hecho el joven piloto madrileño.

Su quinta posición en la parrilla del GP de España al volante, no lo olvidemos, de un Toro Rosso, por delante de su compañero de equipo e incluso de sus primos mayores de Red Bull es simplemente prodigiosa. La presión de competir en casa se ha convertido en motivación para Sainz y su exhibición ahí queda, independientemente de lo que ocurra hoy en una carrera que, claro está, no será sencilla para él. La impresión que todos teníamos de que se encontraba más cómodo cuanto más potente era el coche que conducía (así se ha visto a lo largo de su trayectoria deportiva) parece confirmarse y es una excelente noticia respecto a la proyección de este chaval que, con el paso de los años, puede llegar a eclipsar a su padre. Y mira que es difícil…