Trincheras que esconden lo que de verdad es importante

El regreso. Volvió Guardiola a Barcelona y al final la cosa no fue para tanto. Por lo menos, en el estadio, donde la gente estuvo a lo que tenía que estar demostrando por enésima vez que las trincheras y los debates son más una cosa de Redes Sociales, de filias y fobias periodísticas que del aficionado que ocupa y paga su localidad en el estadio. Un diez para el técnico que se quitó del centro del debate evitando cualquier postureo mediático y un diez para los aficionados, a los que no hizo falta explicarles que una cosa es estar agradecido al mejor entrenador de la historia del club y otra (muy compatible, por cierto) desear golearle el día que se presenta como rival en unas semifinales de Champions.

A pesar de eso... Siempre hay lugar para las revanchas y los mensajes envenenados. Pero ya empezamos a ser mayorcitos en esto del Twitter y de los artículos que se escriben de ‘periodista a periodista’ para ver que la gran mayoría no está por cavar trincheras. Está por correr en una carga a campo abierto. La misma que protagonizaron Bayern y Barça en un partido memorable que conquistó a aficionados de todo el mundo. Y a los aficionados de Inglaterra, Indonesia, Colombia o Chile no les hables de ‘ismos’ o rencillas mal curadas que vienen del tiempo de María Castaña. Ellos van al solomillo, a lo importante, que fue ver a un Barcelona majestuoso.

La inmediatez. En Twitter y en los medios de comunicación en general se realiza la instantánea de un momento concreto. Por eso, las venganzas y el traer a colación opiniones descontextualizadas es un recurso rastrero. Ahora que parece que el Barça lleva jugando así de bien desde septiembre es momento para pasar facturas. Eso es pensar en trincheras antes que en lo fundamental. A lo mejor, la crítica a tiempo fue beneficiosa.

Lo que no se debate. Y mientras discutimos esas rencillas que nos entretienen a todos sobre si uno es así u otro es asao, nos pasa por delante lo verdaderamente importante y la gente asiste paralizada a una escándalo como es el de la huelga auspiciada por la RFEF con los jugadores como peones de la partida entre Tebas y Villar. Todos tendrán sus razones para litigar, pero es un debate que el público ve tan lejano, que la afición sigue centrada en la trinchera. Y esto sí que es importante.