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Obra maestra de Nicola Rizzoli

La labor de Nicola Rizzoli, árbitro que dirigió la final del Mundial en Brasil, fue muy buena en un partido muy disputado, con continuas entradas al balón. El italiano supo distinguir entre lo punible y dejarse ir, aplicando excelentemente la ventaja y con señalización justo en el momento que requería la falta. También es verdad que acertó en las jugadas más importantes, como en el 3’, cuando Boateng le pone la mano en el hombro, sin agarrar ni empujar, dentro del área, a Luis Suárez, que no es para señalar penalti en la caída del delantero azulgrana.

En el 45’, Alves agarra justo fuera del área a Lewandowski, y no dentro como reclamaban. Acierta Rizzoli. La única jugada dudosa se dio en el minuto 76, cuando Neymar cae en el área y reclama penalti por agarrón de Rafinha, que efectivamente existe pero el brasileño le echa teatro en la caída y como Rizzoli le conoce bien no lo señala. A mi entender es una jugada muy dudosa, que pudo ser penalti. En el 93’, la defensa se queda parada y Neymar no está en fuera de juego cuando arranca y marca el 3-0. Lo mismo que en el 81’, cuando Messi tampoco estaba en fuera de juego, avanza, tumba a Boateng y con sutileza eleva el balón por encima de Neuer.

En el aspecto disciplinario estuvo correcto en todo momento. Amonestó a Xabi Alonso (34’) por reiteradas protestas, porque le estaba continuamente comiendo la oreja. Sin embargo, en el 52’ no hay ni falta de Benatia a Iniesta, en la que el jugador del Bayern fue amonestado. En el 55’, Bernat, por agarrar a Messi, vio la amarilla correctamente; en 66’, muy clara la amonestación a Piqué por entrar con los dos pies de frente a Lewandowski. En el 68’, solamente amonesta a Neymar cuando le protesta airadamente y de forma reiterada que no le pitase una falta anterior.

El arquitecto Rizzoli demostró ser uno de los tres mejores árbitros. Su actuación, por el partido que era, puede considerarse una obra maestra.