Puente de mayo, primavera en Andalucía y el GP de España. La verdad es hacen falta pocos argumentos más para disfrutar de un sensacional fin de semana en Jerez, todos los atractivos de las carreras de motos aderezados por el encanto de un ambiente extraordinario. Y sin embargo, el GP de Argentina nos aportó un aliciente añadido a la fiesta de la moto en el circuito gaditano: una nueva etapa en el enfrentamiento deportivo entre dos colosos como Valentino Rossi y Marc Márquez. Negar que su relación será diferente a partir de ahora sería dar la espalda a una realidad indiscutible; una cosa es que los protagonistas, como pilotos inteligentes que son, mantengan la compostura y otra bien diferente pretender creer que todo sigue igual entre ellos después de la caída del español en Termas.

Valentino explicaba, un par de días atrás en la Prensa de su país, que tiene muy claro que la única forma de ganar al vigente campeón es presionándole cuanto esté en su mano, es decir, desestabilizar a Marc y que los errores que pueda cometer afiancen el liderato provisional del ahora jefe de filas en Yamaha. Mientras, la estrella en el box de Honda ya ha adelantado que ha aprendido de lo que ocurrió en Argentina, que pasar página no supone ignorar cómo se desarrollaron los acontecimientos para intentar que el desenlace no se repita. Y el siguiente asalto de este combate de pesos pesados se disputará en un escenario tan especial como Jerez, donde ambos ya han demostrado de lo que son capaces cuando el triunfo es lo que está en juego: Rossi con Sete Gibernau y Márquez con Jorge Lorenzo. Como para perdérselo…