Gerrard y la sensación de que podría haber sido mucho más
Cole, ‘traicionado’. Al final de la victoria de Alemania sobre Inglaterra en el Mundial de 2010 (4-1), que eliminaba a los pross, un pequeño drama tuvo lugar en la zona mixta del estadio Free State. Joe Cole sabía que había jugado su último partido con la selección y se le caían las lágrimas. No tanto por la despedida, sino porque se sentía traicionado. Su país no le había dado suficientes argumentos para tener la carrera que debería haber tenido. Así, las expectativas creadas cuando empezó a jugar en el West Ham no acabaron de colmarse. Sintió que había desperdiciado su talento.
Real Madrid. Hay algo de eso en las imágenes de Steven Gerrard sentado en el césped al final de las semifinales de la FA Cup tras la eliminación del Liverpool a manos del Aston Villa. Podía haber ganado la competición el día de su 35 cumpleaños, pero no llegó a la final. Nunca va a ganar una liga en la Premier. Su traspaso a la MLS este verano no es el reto que quiso hace años, cuando el Real Madrid intentó ficharle en dos ocasiones. ¿Qué hubiera sido de su carrera si hubiera abandonado su zona de confort y se hubiera tenido que ganar las habichuelas donde contara menos su aura y su leyenda?
Llamada del Chelsea. El Chelsea estuvo a punto de convencerle en 2006. Una mañana de verano, Jamie Carragher, convencido de su marcha, estaba desayunando y vio por televisión que Gerrard había decidido quedarse: “Se me escaparon los cornflakes de la boca”. Le amenazaron de muerte si dejaba el Liverpool, pero en realidad Gerrard siempre ha jugado para su primo Jon- Paul Gilhooley, una de las víctimas de Hillsborough que murió con diez años aquel día. Le fue imposible traicionar ese recuerdo.
Elogios. Gerrard ha permanecido en el Liverpool desde 1988, ganando una Champions, una Copa de la UEFA, dos FA Cups y tres Copas de la Liga. Y ya está. No es suficiente para un jugador que Luis Suárez considera el mejor con el que ha jugado y del que Torres habla con admiración.
Ninguna liga. No ha ganado ningún título desde la llegada de Brendan Rodgers hace tres años, y el año en el que casi obtiene el de liga tuvo de entrenador a Rafa Benítez, que sacó lo mejor del centrocampista. Steven no acabó de comprender del todo lo que ofrecía el técnico español: otra manera de pensar y de entender el juego. Así que, al final, lo que queda es la sensación de que podría haber sido mucho más en el fútbol.