Defender lo indefendible con Alonso y McLaren
Deseo el éxito de Fernando Alonso, al igual que el de cualquier otro deportista español, como el que más. En consecuencia, espero que el proyecto de McLaren Honda enderece el rumbo y pronto podamos estar disfrutando de grandes resultados de una colaboración que sólo puede tener vocación de victoria. El camino va a ser más largo y complicado de lo previsto, lo tenemos ya muy claro, pero hay que confiar en la capacidad de los implicados para superar una crisis con la que seguramente ni ellos mismos contaban. Dicho todo esto, lo que más me irrita de la situación es que haya quien nos pretenda hacer comulgar con ruedas de molino. Y entono esta queja también desde una perspectiva de autocrítica hacia cierto sector de la Prensa española, aquélla empeñada en defender lo indefendible con Alonso y McLaren.
El propio Alonso lo ha dicho en China. Están donde se merecen y mejorar es sencillo cuando el nivel es tan bajo. Ésa sí que es una realidad incontestable. Sólo faltaría que empezando el año a cuatro segundos de la cabeza además fueran para atrás, como los cangrejos… No hablamos de la modestia de Manor, nos estamos refiriendo a uno de los nombres legendarios de la F-1 en sociedad con uno de los grandes constructores de la industria mundial de la automoción. Lo podrán adornar del modo que quieran, pasará lo que tenga que pasar dentro de unos meses (ojalá sea lo que todos esperamos) pero a día de hoy este proyecto es un desastre, un fracaso que deben solventar. Si criticábamos que unos debutantes como Hispania era incapaz de hacer andar su coche, que no lograban acabar las carreras, que sus tiempos eran ridículos, ¿vamos a admitir el mismo caos nada menos que en McLaren? Pues que me perdonen pero yo no estoy dispuesto. Insisto, les deseo de corazón todo lo mejor pero que nadie me tome el pelo.