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Ocurrió en el otro lado

El accidente del Atlas marroquí en el que han muerto José Antonio Martínez y Gustavo Virués nos ha enfrentado una vez más a una realidad que resume muy bien mi amigo Juanjo San Sebastián: “Vivimos en el lado bueno del mundo bueno”, algo que notamos en momentos así. Por experiencia sé lo importante que es la rapidez en el rescate, pues sufrimos un accidente similar en Guadalupe durante el descenso de un barranco en el que falleció Xabi Iturriaga y Ester Sabadell aguantó malherida 15 horas a que un helicóptero la sacase del fondo del abismo. Por eso sigue viva.

Así que puedo imaginar por lo que ha pasado Juan Bolívar, el único superviviente, después de haber estado seis días al lado de sus amigos, sobreponiéndose a la muerte de un amigo para concentrarse en ayudar y animar al herido. A buen seguro gente experimentada como ellos eran conscientes de dónde estaban: un lugar cercano en el mapa pero que no está en el “lado bueno del mundo”. Contar con equipos experimentados en rescates es una solidaridad privilegiada, algo que no abunda en cuanto traspasas la frontera de ese “mundo bueno”.