El Madrid anda preocupadísimo

Hace muchos años, ya en el siglo pasado, el Madrid organizaba un torneo de baloncesto, que era todo un clásico por Navidad. Era un gran éxito. La Ciudad Deportiva se llenaba y los niños se lo pasaban en grande. Con el tiempo, el baloncesto fue creciendo, y la Liga y la Copa de Europa, ocupando todas las fechas que había libres. Mas no para ganar en emoción e intensidad. Todo lo contrario: para alargar las competiciones con encuentros anodinos y de trámite. De esta manera, partidos oficiales se acababan convirtiendo en auténticos amistosos por cuanto había en juego sobre la cancha. Partidos teóricamente grandes jugados, además, en Navidad y en Semana Santa para que no se echaran de menos aquellos torneos de referencia.

Dos de ellos han sido esta temporada sendos Barcelona-Madrid en el Palau. El primero, de Liga, por Navidad, lo ganó el Barcelona por 76-68; el segundo, de Euroliga, esta Semana Santa, también. Por 85-80. Han sido dos derrotas del Madrid, y éste, preocupadísimo. A esto ha llegado el baloncesto con su inflación de partidos. A que todo un Clásico se convierta en intrascendente una y otra vez. Intrascendente hasta el extremo de que Rudy Fernández meta 13 puntos seguidos, y le quiten; Hezonja, 15, y también le sienten en el banquillo. Hay que cambiarles para que jueguen todos. Lo hagan bien o mal. Como en los equipos del colegio. Al fin y al cabo son partidos amistosos y a los niños hay que darles buen ejemplo en fechas tan señaladas.