El largo camino de Alonso
El camino del Samurái. Hace unas semanas me compré un libro que llevaba buscando hace algún tiempo: ‘El camino del samurái’. Fernando Alonso no deja de poner frases de este manuscrito en su cuenta de Twitter. Es como su ‘Biblia’ particular y tengo que reconocer que al leerlo te das cuenta de la sabiduría que encierran sus páginas.
Estreno. Quise seleccionar alguna referencia del libro para inaugurar esta primera columna que tengo el privilegio de escribir para el diario AS y donde me encontraréis cada martes después de un gran premio de Fórmula 1. Y aunque hubo mucha competencia, creo que la frase elegida viene como anillo al dedo a la situación actual que vive Fernando.
Porque, ¿qué debe estar pensando ahora mismo el asturiano sentado en su habitación de hotel de Malaisia? Un hombre que nació con el gen de la victoria en su ADN. Pues yo creo que precisamente eso: “No sé nada acerca de cómo superar a otros (en este caso, los rivales). Sólo conozco el modo de superarme a mí mismo”.
Preguntas. Y para eso, para superarse a sí mismo hay un plan. Fernando siempre tiene un plan. Lo primero será cómo esquivar las cientos de preguntas (porque van a ser más de cien, seguro) que le harán a lo largo de mañana en torno a todo el entramado McLaren. ¿Cómo te encuentras? ¿Qué pasó realmente en ese extraño accidente? ¿Cómo te sentiste viendo la primera carrera del año desde tu casa? ¿Estás preparado para subirte a un coche que está a 4.5 segundos de los Mercedes? ¿Estás preparado para ser último?
Probabilidad. Esta última pregunta es especialmente dura para alguien como Fernando Alonso que ha ganado dos mundiales, se ha quedado a las puertas en tres ocasiones, que cuenta con el respeto de todos (o casi todos) y que a sus 33 años está en su mejor momento como piloto. ¿Estás preparado para ser último? Oigo la pregunta y hasta me alegro de no estar en Sepang este año para no tener que formulársela cara a cara. Pero es algo que puede pasar si los dos Manor abandonan (muy probable dado que debutan).
Magia. Pero muchos piensan: ‘No pasa nada, Fernando hace magia’. Como si Alonso fuera a llegar a Malaisia y repetir la proeza que ya logró en 2003 consiguiendo allí su primera pole y su primer podio en la F-1. No, Fernando Alonso no es David Copperfield y el MP4-30 no es aquel R23. Alonso podría estar ante su peor temporada en la F-1 desde 2001 donde terminó el campeonato en las últimas posiciones con cero puntos en su casillero, entonces comprensible teniendo en cuanta las limitaciones de su Minardi.
Optimismo. Pero aún así, Alonso se mantiene optimista, tranquilo, paciente. La paciencia es una de sus grandes virtudes. Me acuerdo cuando le conocí en el año 2009. Era su última temporada con el equipo Renault y desde la primera carrera él sabía que lograr un podio iba a ser tarea casi imposible (aunque finalmente pudo subir al tercer peldaño en Singapur). Pero daba igual, en su cabeza sólo estaba 2010, vestirse de rojo y volver a ganar. 2009 era un simple trámite y él estaba tranquilo, cercano, esperando su momento. 2010 llegó y él acarició ese título que pudo cambiarlo todo.
Futuro. El piloto asturiano tiene de nuevo un largo camino por delante. Veremos de qué es capaz, pero superarse a sí mismo puede que no sea suficiente en un mundo tan competitivo como la Fórmula 1 donde lo que no sobra es, precisamente, el tiempo.