Victimismo en el deporte catalán
El Consejo de Ministros del pasado 19 de septiembre acordó sobre la candidatura de Barcelona a los Mundiales de Atletismo de 2019 lo siguiente: “El gobierno español contribuirá al coste financiero de la organización y mejora de las infraestructuras deportivas necesarias para dicha competición, dentro de las disponibilidades presupuestarias de las que disponga en su momento”. Al día siguiente comenzaban los Mundiales de Ciclismo en Ponferrada. Tenían motivos para sentirse discriminados. Desde el primer momento el gobierno dejó claro que no recibirían ayuda financiera, debido a los recortes y a la crisis. Barcelona, en cambio, iba a tener trato de favor. No fue necesario, porque la IAAF descartó su candidatura en beneficio de Qatar.
Vaya esto como ejemplo de que el victimismo del que hace gala Gerard Esteve, presidente de la UFEC (Unión de Federaciones Catalanas), está fuera de lugar. Todas las comunidades han expresado sus protestas con respecto a la licencia única pero ninguna ha llegado al extremo de considerarse perseguida. Es más, algunas han alcanzado después acuerdos, como la propia UFEC cuando la presidía David Moner. Ahora todo eso no vale; su sucesor organiza una manifestación de tarjetas rojas para denunciar presuntos agravios, Cardenal viaja para explicar que no es así, y Esteve torpedea su presencia, compareciendo en la conferencia de prensa. La tarjeta roja es para él, que de tanto tensar la cuerda va a acabar consiguiendo su propósito: que se rompa.