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Pareja creativa y equilibrada

Si analizamos el juego de Kroos de forma individualizada, nos daremos cuenta de que está desaprovechado. Ha perdido llegada al área y asociación con los delanteros. Lo mismo diríamos de Modric. Si el estudio lo basamos en el conjunto, también habrá unanimidad para decir que con ellos jugando juntos en el centro del campo, el Madrid ha realizado un fútbol que hacía años no se veía. Lúcido, espectacular, con una media goleadora de las que se veían hace medio siglo. La conclusión entonces es clara: merece la pena el sacrificio individual de ambos. Como pareja han logrado un equilibrio que es muy difícil de conseguir.

Porque ambos comienzan por armar a su propia defensa, en un trabajo incansable de presión y robo de balón. En ataque, se reparten las funciones. Kroos se ocupa de los pases largos y Modric del juego corto, de pisar y esconder la pelota cuando hay que poner pausa o acelerar. Además, la banda derecha, la que ocupa ofensivamente Bale, es abastecida por el croata, correspondiendo la otra al alemán. Pero, por encima de todo, juntos atesoran una calidad técnica que hace jugar bien al resto del equipo. Son contagiosos. Contra el Barça en la primera vuelta ganaron claramente la partida. La reaparición como pareja no puede ser más oportuna.